El consumo masivo en Argentina registró en marzo una caída interanual del 5,4%, según el análisis de la consultora Scentia, y acumuló una baja del 8,6% en el primer trimestre. Con este resultado, el sector suma 16 meses consecutivos en terreno negativo, con un desempeño especialmente débil en los bienes no esenciales.
En febrero, las ventas en supermercados y autoservicios —que representan cerca del 70% del consumo masivo— habían retrocedido un 9,8% interanual. En marzo, los supermercados cayeron un 7,1% y los autoservicios un 3,7%. Pese a esto, algunas canastas muestran signos de recuperación: Alimentación creció 0,5% y Perecederos avanzaron 1,2% anual. En contraste, Bebidas con Alcohol bajaron 18%, Bebidas sin Alcohol 16% e Higiene y Cosmética 3,3%.
El deterioro de la demanda se produce en un contexto de alta inflación, que alcanzó 3,7% en marzo y suma 55,9% en los últimos 12 meses, con Alimentos elevándose 5,9% y liderando el impacto. Otros sectores como Educación exhibieron un crecimiento del 21,6% por el inicio del ciclo lectivo. En servicios públicos, Vivienda, Agua, Electricidad, Gas y Otros Combustibles aumentaron 2,9%, y Transporte 1,7%. Además, la venta de productos durables mostró ligeras mejoras, impulsada en parte por la expansión del crédito.
Ante un nuevo shock de precios —listas con aumentos de hasta 9% en supermercados y almacenes— la consultora 1816 advierte que la esperada desinflación podría demorarse. Romano Group proyecta un IPC de abril entre 5% y 5,5%, mientras Analytica prevé cifras superiores al 3,7% de marzo. Bancos internacionales como JP Morgan y Morgan Stanley alertan sobre presiones inflacionarias derivadas de la reciente política cambiaria respaldada por un desembolso de 20.000 millones de dólares del FMI.
Para Damián Di Pace, director de Focus Market, los traspasos de una corrección cambiaria ya son evidentes, y en las próximas semanas será clave determinar el nuevo tipo de cambio de equilibrio. “El consumo no acompaña el ritmo de la economía y los precios están limitados por los ingresos y salarios”, señaló, destacando un patrón de compra más conservador y competitivo en precios.