El Gobierno puso en marcha un nuevo esquema de bandas cambiarias y dejó en claro sus objetivos: incentivar la venta de divisas del campo y restringir las compras hasta que el dólar toque los $1.000. El mensaje llegó directo: al sector agropecuario le solicitó liquidar rápidamente su cosecha antes del aumento de retenciones previsto para junio, y a los inversores internacionales les advirtió que el Banco Central solo intervendrá en el piso de la banda cambiaria.
La estrategia responde al acuerdo con el FMI, que exige la compra de unos USD 5.000 millones antes de mitad de año. De entrada, el BCRA recibió USD 13.500 millones del Fondo y del Banco Mundial, lo que reforzó las reservas y ayudó a contener el billete, hoy por debajo de los $1.400 en el segmento oficial. En la práctica, desde el anuncio el dólar mostró caídas en sus distintas versiones, una señal clave para enfriar la inflación (3,7% en marzo y estimaciones de cerca del 4% para abril).
El Gobierno confía en que la liquidación de la campaña gruesa en mayo aporte volumen de divisas y mantenga la tendencia a la baja. Aunque el precio internacional de la soja y un tipo de cambio “blend” en torno a $1.130 plantean cierta cautela, las expectativas apuntan a un ingreso sostenido de dólares del agro.
En paralelo, se abrió un canal para inversores extranjeros, condicionando su permanencia a un plazo mínimo de seis meses, con miras a las elecciones de octubre. JP Morgan ya recomendó bonos en pesos ante tasas atractivas y un dólar controlado, aunque la historia reciente recuerda fugas de capitales como en 2018. Hoy, los fondos foráneos no mantienen posiciones en moneda local; su regreso inyectaría liquidez, pero también podría generar salidas abruptas si las condiciones cambian.
El ajuste monetario acompaña la jugada: tras comprar más de USD 400 millones el lunes, el BCRA ralentizó las intervenciones al día siguiente, reduciendo la base monetaria disponible. Según el ex ministro Luis Caputo, “esta vez será distinto”: hay disciplina fiscal y no se emitirá más pesos para cubrir el déficit. Sin embargo, el éxito de la maniobra dependerá de la evolución de la inflación, la liquidación del agro y la confianza de los capitales golondrina.